La Popó, el Ruido y la Sutil Levedad del Ser
-David, entonces… ¿Si nada es imposible, significa que todo lo imposible puede ser posible? Preguntó mi hermanito de siete años.
Con certeza le respondí que sí.
-Es cuestión de perspectiva, le dije. El acto de volar es imposible para la oruga, pero es normal para la mariposa. Los dos son el mismo ser; sin embargo, su experiencia de la realidad es muy diferente. Las orugas comen, engordan y hacen popó, TODA SU VIDA. Pero llega un momento cuando las orugas ya no pueden crecer más y deben evolucionar o morir. Lamentablemente, muchas orugas no tienen una capacidad de auto-observación desarrollada, ni mucho menos inteligencia emocional; frustradas y enojadas por no poder transformarse en mariposas, las orugas avientan su propia popó a las mariposas a su alrededor con insultos y críticas. Le dije a mi hermanito que no debería de reaccionar, ni de tomarse nada personal, pues las groserías eran un indicativo de debilidad y nuestro deber como mariposa, es el de brindar compasión.
Le dije que era muy peligroso hacerle caso a las orugas frustradas que avientan popó al aire, pues podrían embarrar nuestras alas y la popó nos hace pesados para volar. Lo mejor era volar lo más lejos posible y mandarles mucho amor, pues estas personas se encontraban en un proceso difícil de transformación y necesitaban bondad y luz; pero sobretodo todo, amor.
Le dije a mi hermano, que para que una oruga pudiera convertirse en mariposa, tenía que perder hasta su propio nombre; y aceptar que su vida de oruga ya no existirá nunca más. Una mariposa no debe de comportarse como una oruga pues no es su naturaleza. Algunas veces, las mariposas nos sentimos solas y buscamos la compañía de las orugas para llenar un vacío interior; sin embargo, esto no nos llevará a ningún lado.
-Las orugas son orugas y las mariposas son mariposas, le dije. Es nuestro deber aprender a distinguir lo que somos de lo que no somos.
Una vez superada la popó de las orugas envidiosas, toda mariposa se enfrenta ante un segundo obstáculo: el ruido, continué. Hay dos tipos de ruido por silenciar: el de afuera y el de adentro. El ruido son frecuencias de baja vibración con información que no es relevante para vivir aquí y ahora. No es información ni buena ni mala, solamente es información cuyo único objetivo es distraernos de lo que es realmente importante.
Le expliqué a mi hermano que la única forma de callar el ruido, es concentrando nuestra atención en nuestra respiración. Y como todo buen Saiyajin***: aprender a controlar nuestro chi. Y así, con práctica, paciencia y mucho amor, podríamos experimentar una sutil levedad en nuestro ser; tan ligero como una pluma, tan libre como una mariposa.
La sutil levedad del ser, es una sensación de ligereza en nuestro corazón y un sentimiento de posibilidad a nuestro alrededor; una experiencia personal que permite una expansión de conciencia individual y al mismo tiempo colectiva. Pues la experiencia acontece como una reacción en cadena, como la del efecto mariposa.
Cuando eres ligero en tu ser, la tierra te soporta y todo se te da por añadidura. Cuando encuentras ligereza en tu corazón, tienes absoluto control de tu entorno, todo fluye y hasta la fruta que comes te sabe deliciosa.
Cada uno de nosotros es responsable por el sabor de la fruta de nuestro frutero.
***Los Saijayin son una raza de guerreros de la serie Dragon Ball.
David Jonathan Romero
También conocido como Lord Mariposa o Monsieur Butterfly, Romero es un cineasta, fotógrafo y pintor mexicano cofundador de Todos Somos Mariposas (Nous Sommes Tous des Papillons) una organización internacional consagrada a la protección y promoción de la mariposa monarca a través del empoderamiento ecológico de grupos vulnerables; polinizando proyectos que combinan la ciencia y el arte en Canadá, Estados Unidos y México. Romero, está cursando la licenciatura en Psicología en la UNAM con el fin de estudiar la inspiración en los artistas y profundizar en la investigación y estudio del Estado de Certeza con la maestra Ruth Cerezo.